Los cambios son difíciles. Y, en general, a los seres humanos no nos gustan.
Ya sea en el ámbito personal o profesional, tendemos a poner resistencia a ese cambio. Por lo que sea: miedo a lo desconocido, cambio de rutinas, miedo al fracaso…
Y sin embargo, estamos continuamente cambiando. ¿Hace dos años se imaginaba alguien que hoy usaríamos mascarillas con naturalidad?
Ya ves, es un cambio que nadie ha pedido y nos hemos terminado acostumbrando. ¡Qué remedio!
Sin embargo, la vida sería muy fácil si pudiéramos chasquear los dedos y estuviera ya todo perfecto al momento.
¡Si fuera así de sencillo! Cambiar es un proceso, que supone tomar una decisión y mantenerla. Y además por el camino siempre hay algún imprevisto.
Si te cuesta el cambio, que sepas que hay formas de hackear tu cerebro y de que no sea tan difícil.
Hoy te enseño a abrazar el cambio. Te hago un resumen del libro Cambia el chip, de Chip y Dan Heath. Quédate hasta el final del post porque como siempre sorteo un ejemplar, y te explico cómo conseguirlo.
Aunque sean para bien, los cambios son complicados.
Y además el proceso entre un punto y otro suele ser complicado. Aunque sea un cambio a mejor. Imagínate que vas a cambiar de casa: dejas tu piso y te vas a una casa maravillosa que te apetece un montón y donde vas a estar mucho mejor.
Genial, pero… ahora piensa en la mudanza. Qué pereza meter todo en cajas, hacer limpieza, estar días o semanas con todo patas arriba.
¡Si yo me mudé hace más de un año y tengo cajas todavía por ahí!
En general, a los seres humanos nos gusta nuestra zona de confort, y nos cuesta salir de ella.
Y además somos caprichosos: hay cambios complicados que asumimos con naturalidad. Y en otro que parece más sencillo nos plantamos con un no, innegociable, y ponemos todo de nuestra parte para que eso no pase.
Para saber cómo funciona el cerebro en estas situaciones me he leído el libro Cambia el chip. En inglés es Switch: cambia, gira el interruptor. Y es que a veces hay que hacer un clic mental para abrazar el cambio.
Lo primero que te cuenta el libro es que dentro de cada persona, vamos a visualizarlo así, conviven varios personajes.
Por un lado está el Jinete, tu parte racional, que intenta llevar las riendas y tenerlo todo controlado. Es el que te dice lo que debes hacer.
Y luego está el Elefante, la parte emocional, que busca la gratificación. Su mayor objetivo es sentirse bien, y es el que te dice lo que quieres hacer.
El Jinete tiene capacidad para ver a largo plazo, planificar y pensar en el futuro. Pero también tiende a analizar excesivamente las cosas.
El Elefante en cambio se mueve por impulsos, no piensa demasiado. Y a cambio tiene fortalezas como la determinación, el amor, la simpatía o la lealtad.
Si quieres cambiar algo, necesitas trabajar a la vez con el Jinete y con el Elefante. Y si además trabajas con un equipo, además de llegar a todos los Jinetes, necesitas llegar a todos los Elefantes.
Porque si llegas solo a los Jinetes, tu equipo tiene comprensión, pero le falta motivación.
Y si solo llegas a los Elefantes, consigues pasión sin foco y la gente va a hacer las cosas sin un objetivo claro.
¿Cómo lo hacemos? En tres partes:
1 Dirigir al Jinete
El Jinete es un pensador y un excelente planificador, pero da demasiadas vueltas a las cosas. Y para hacerlo aún peor, casi siempre dirige sus análisis a los problemas, en lugar de a las soluciones.
¿Te suena lo de parálisis por análisis?
Ante un cambio, la forma de dirigir al Jinete es darle una dirección clara: claro que las cosas pueden salir mal, pero céntrate en la excepción. Investiga el momento o lugar donde las cosas funcionan, y replícalo.
Otra forma de dirigir al jinete es trocear los grandes objetivos en objetivos más pequeños. Cuando el panorama es demasiado grande y tenemos demasiadas opciones, nos ponemos nerviosos, así que céntrate en los movimientos críticos, los que marcan la diferencia.
Y con eso ya tienes una hoja de ruta que puedes seguir.
Eso sí, ten en cuenta que el objetivo debe ser asequible y estar al alcance a corto plazo.
Es lo que los hermanos Heath llaman “una postal de destino”, una imagen real del futuro próximo, que muestre lo que podría ser posible.
Y que además tenga un componente emocional, apele a la fibra sensible. Tiene que hacerte ilusión.
El cambio es más fácil cuando sabes a dónde vas y por qué vale la pena cambiar.
Si necesitas ayuda para visualizar esa postal, ese lugar a donde quieres ir, te recomiendo que no te pierdas la que estamos montando para finales de enero. Viaje al futuro de tu empresa es una experiencia de tres horas en directo donde vamos a soñar a lo grande, vamos a buscar el camino para llegar a ese sueño, y… es que de verdad que no te quiero desvelar mucho más, porque no quiero estropearte la sorpresa.
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¿Te he despertado la curiosidad? Pues eso es porque estoy apelando a tu parte emocional, a tu Elefante, que es el segundo punto del libro Cambia el Chip.
2 Motivar al Elefante
Cuando los cambios no se producen, no suele ser por falta de comprensión, sino de motivación.
Por ejemplo, tu Jinete sabe perfectamente que el calentamiento global está ocurriendo y que debería hacer algo al respecto. Pero para que pase algo es el Elefante el que tiene que dar el paso.
Comunícate con el Elefante e identifica la emoción que le mueve: ¿sorpresa, miedo, esperanza, angustia?
Si la emoción es negativa, cámbiala por una positiva, que sea más interesante. Porque cuando algo te interesa, quieres involucrarte más. Haz preguntas como: ¿Y si utilizáramos tal elemento? Y si cambiásemos X por Y, ¿qué pasaría? El cambio tiene que generar ilusión.
Lo que pasa es que las emociones son muy grandes, y los cambios importantes también suelen serlo. Y eso da miedo. Para evitarlo, volvemos a lo de antes: fragmentar el cambio.
Ya sabes cómo se sube el Everest: paso a paso.
Haz que la cumbre parezca más cerca con etapas intermedias, que alimentan la esperanza y hacen que el Elefante se sienta más confiado.
Y sobre todo si tienes un equipo de trabajo, hay otra emoción que debes tener en cuenta: genera un sentimiento de orgullo.
Si escuchas a tu equipo, si le reconoces el mérito, aumentas su motivación y las ganas de alcanzar metas más grandes.
Se trata de cultivar un sentido de identidad, que la persona pueda decir que trabaja en tu equipo con orgullo, y que tenga ganas de seguir creciendo contigo.
Trabajar con el Jinete y el Elefante es, digamos, la parte interna del proceso, pero hay una parte externa que también influye, así que no nos podemos olvidar de ella. El contexto, las circunstancias son importantes: hay que encontrar el momento perfecto para el cambio.
Eso es el punto número:
3 Allanar el camino
Para que la gente conduzca bien, se pintan líneas en las carreteras y se ponen semáforos. Para que no nos olvidemos la tarjeta en el cajero, no nos da el dinero si no recogemos la tarjeta.
Modificar el entorno permite facilitar el comportamiento adecuado y hacer más difícil el comportamiento inadecuado.
Y para eso puedes ligar una acción a otra, porque así consigues algo básico: cambiar el hábito.
Por ejemplo, crea en tus clientes lo que los autores del libro llaman desencadenantes para la acción. Puedes aprovechar los que ya hay. Piensa en fechas determinadas, como el Black Friday, donde la gente está más dispuesta a comprar.
O, más difícil pero más efectivo, sorprende creando tus propios desencadenantes.
¿Cómo puedo crear una situación que saque todo lo bueno que hay dentro de la otra persona? ¿Cómo puedo generar una respuesta positiva?
Para conseguir eso, cuentas con algo a tu favor: aprovecha la fuerza del grupo.
De forma inconsciente o no, imitamos los comportamientos de los demás, especialmente ante situaciones desconocidas o ambiguas. Es lo que hace el Elefante: observa a la multitud, buscando pistas de cómo comportarse.
El reto es aprovechar la fuerza de grupo a tu favor, empleando el humor, creando retos dentro del equipo o generando una comunidad fuerte, afín a tus valores, porque esas personas no solo te comprarán, sino que estarán orgullosas de hacerlo, y ese entusiasmo arrastrará a otras personas.
Y terminamos ya con el resumen del libro, porque una vez que tienes claros los pasos anteriores solo queda una cosa: seguir adelante con el cambio.
Porque el cambio no es un evento puntual, es un proceso y requiere persistencia.
Una vez has identificado el movimiento que quieres hacer, hay que mantenerse en el camino y reforzar esa decisión celebrando los logros intermedios, y añadiendo refuerzos positivos.
Esto es, muy resumido, lo que cuenta el libro Cambia el chip, de Chip y Dan Heath. Si no quieres quedarte con mi resumen, te doy la opción de conseguir un ejemplar. Será por sorteo, y para entrar tienes que hacer tres cosas:
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- Déjame un comentario en el vídeo de YouTube explicando ¿cuál es el cambio que sabes que tienes que dar pero te cuesta? ¿Qué le dirías a tu Elefante para motivarlo?
La semana que viene, aquí mismo, desvelaré el ganador del libro en las stories de mi Instagram.
Hasta entonces, muchos éxitos.
Judit Català